Hipocresía por doquier. Odio la hipocresía. Bueno, lo que realmente odio es a la gente hipócrita, y aquí, en frente de mí, está una de estas personas.
-Hola Bruno, ¿estás bien? -me pregunta mientras con su mano, fina como la de un pianista, airea su cabello.
-No me quejo...
-He oído que te vas a ir. Lo siento. No podré verte más, ni tú tampoco me verás a mí. Me sabe mal, pero así es la vida.
No me hables tú de que esto es la vida, porque tu vida se ciñe a que papá te compre un collar o un brazalete de oro o de plata o alguna otra cosa valiosa. Y si no te lo compra, ¿montas una rabieta?No me hables de que así es la vida...
-Lo siento, tengo que irme -la corto yo.
¿Quién te has creído que eres?¿Mi Diosa?Pues vas bastante desencaminada. Además, si lo que quieres es despedirte de alguien, no te acerques con aires de superioridad, que me pones de los nervios. ¿Pretendes que te mire?Oh, descuida, ya lo hago, miro y me pregunto si algún día recibirás tu merecido por ser así.
Odio los ricos que se comportan como ricos.